Blandito, caluroso y con olor dulzón a crema hidratante.
Esa crema que seguro has tenido (o tienes) en algún cajón.
La que sirve para todo y para todos.
La que regalaba pelotas para llevarnos a la playa y jugar, jugar sin parar.
A la playa no, pero al huerto me llevaba yo mis muñecos Playmobil.
Les llamaba “clicks” por el ruido al encajar accesorios en sus manos.
Planificaba calles, construía casas en cajas de zapatos y creaba familias.
Aseguro que mi imaginación y creatividad germinó entonces.
Entre pelotas, huertos y clicks.